Hay Bote de 1500 millones de dólares. Imagina lo que un dólar puede conseguir… Las estrellas de Beverly Hills y los apoderados de esta parte del mundo mandan a las housekeepers y jardineros a comprar miles de dólares, boleto a boleto, para el sorteo que pone un dinero en juego que asciende sin parar. Cuando escribo es un billón y medio.
La Bola de energía trae BOTE! Y llegó la revolución. El sábado pasado me resultó imposible repostar gasolina porque las personas abandonaron sus coches en los lugares de repostaje mientras hacían cola para comprar el boleto. Un poco más allá, la Ceremonia de Los Globos de Oro.
Todos juegan, los que tienen jardineros y los que no; los jardineros, las empleadas de hogar, los paseadores de perros, las dueñas de las perritas… Es difícil no encontrarse en una gasolinera con alguien que no guarde un pequeño papel de color naranja que te recuerda, una y otra vez, lo que un simple dólar puede conseguir.
Un dólar no es nada, ya no es ni propina. No sirve tampoco si no los apiñas a otros cuantos para tener de reserva en casa por si hay un terremoto, algo oficialmente recomendado porque, si esto ocurre y se va la luz y, por tanto, no funcionan las terminales de las tarjetas de crédito, nadie te garantiza que te den la vuelta, de un billete más grande, por ejemplo, en un supermercado. Salvo para esto (y para muchos que no lo tienen) un dólar no es nada.
Es el sorteo del desprecio. No hay nada que perder!! ¿Qué es un dólar? Bueno…. Se lamentan con esperanza los que tienen poco. ¡Qué barata diversión! Dirán los que tienen mucho y son adictos a las emociones más o menos sanas. En este país en el que todo se contabiliza, el baile de los números mostrará, una vez más, el poder energético tan grande que ellos mismos tienen en la vida del Norte de América. Todo cuenta, todo se cuenta, se contabiliza… Personas, farolas, millones, estudiantes, escuelas, homeless, profesores, porcentajes…
En la prensa, se explica claramente la improbabilidad matemática de poder resultar afortunado, en otras páginas se dan ya consejos de cómo guardar el anonimato en caso de serlo. ¡No se lo diga a nadie que compró una combinación de números!
Mañana, cuando todo sea un recuerdo, volverá el desprecio por lo poco que costó vivir la ilusión de que algo pequeño se convirtiera en grande. Para mi un dólar es mucho. Un dólar, por ejemplo, me hizo sentir que después de casi cuatro meses, por primera vez hacía algo igual - o al mismo tiempo- que los americanos. Supongo que no seré la única en sentir esta democracia casera. De alguna manera, todos podríamos empapelar las paredes de la ciudad con los mismos papeles de color naranja. Y eso debería aprovecharse como ejercicio artístico de algo parecido a la igualdad.
Publicado el 14/1/2016 a las 03:22
Etiquetas: lotería, los angeles 9.
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