Lo bueno de dedicarse a escribir es que vives viajando. Tu ciudad te ofrece paisajes y armonía; sin moverte.
Hace años, haciendo auto-stop en Galicia con una amiga, nos paró el camión de la basura.... ¡Claro que nos subimos! Forma parte de los medios de transporte que he frecuentado: avión, barco, globo, tren, camión de la basura,... El trayecto de la recogida de la basura y nuestro trayecto coincidían en la misma dirección. Parada a parada conseguimos llegar a nuestro destino final, una discoteca. Y al llegar, algo tarde, aún bailamos, y mucho. Nada hacía recordar en nuestra cara el despojo y el residuo y todo el ceremonial que habíamos presenciado. La máquina nos escupió allí, frente a la discoteca. El camino fue lento, ¡muy distráido!
Hoy viajaría hasta en uno de esos cubos de basura, tan elegantes, que me encontré por Madrid. Casi parecen los Reyes Magos con sus pajes.
¿Tanta belleza puede haber en el traslado de residuos por las callles del centro de Madrid? Tal vez sean sólo mis ojos los que lo ven, en ese caso, pido disculpas por el exceso. Exceso amarillo. Sol de Madrid.
Publicado el 29/4/2014 a las 17:28
Etiquetas: Madrid
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