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Almudena Solana

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PERPLEJIDAD

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 La salud de mi Mac OX , es normal.

 Salud, normal, se lee en la pantalla.

 Todo es normal, aparentemente. La perplejidad es otra cosa; se esconde detrás de cualquier aparato, o lugar, y en nada es normal. No lo es para mi.

 La perplejidad es algo que no está resuelto del todo; es algarabía mental, alboroto, confusión.

 Esta puerta con cerrojo está al lado de mi casa, en Los Ángeles. Paso cada día delante de ella y cada día me pregunto cuál es la función de su cerradura. A veces atravieso la puerta por sus lados, es una tentación irresistible. En el fondo, no deja de ser una puerta, ¡tan literaria….!  Estás con un pie dentro, pero con uno fuera también. Las paredes son invisibles, sólo están sobreentendidas, dibujadas en los límites de la mente de cada cual.

 La incredulidad ante lo aparente, como esa puerta aislada, sin motivo ni función, me vence. Lo que me cuentan los humanos, por extraño que parezca, lo creo (o quiero creer) casi siempre. Sin embargo, la apariencia sin voz: los objetos, las cosas, el paisaje  (y muchas personas aquí, tan cosificadas) revuelven en mi el origen mismo de la perplejidad.

 La vida es confrontación permanente entre lo  que uno ve y lo que cree ver o entender. La vida es una puesta a punto permanente entre estos dos puntos distantes. Una puerta cualquiera sin rendijas, sin paredes, al jardín del entendimiento.

Publicado el 05/5/2016 a las 18:48

Etiquetas: Perplejidad, vida, literatura, entendimiento, Los Angeles

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Navidad envuelta

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Observo la Navidad así, envuelta. No escondida, no; tampoco arrinconada, no. Siempre de frente, dando la cara. Pero sí, detrás de un plástico, detrás de un mueble, en un trastero de algún lugar.

El portal de Belén podría ser hoy un  andén de metro. Cualquier hueco cóncavo de esos que crean las obras de los puentes, en las ciudades, se convierte en agreste cuna que protege del frío, del viento, y eso lo saben bien los homeless de Los Ángeles. Los agujeros rurales traen bichos,  a veces humedad, sombra; casi siempre reposo, descanso ante tanta fatiga litigante del entorno.

Ningún día es más importante que otro. Ningún trastero es menos importante que una mansión. Ninguna religión es más importante que otra. La trascendencia nos filtra la luz, la energía; y las ganas de paz deben tumbar los muros.  Si los lienzos del mundo hablaran desde las paredes o desde los trasteros, nos dirían, ey, no pierdas la vida litigando, que el amor es común a todo ser humano.

En Los Ángeles, por prudencia, no se dice Feliz Navidad, todo queda en unos deseos de Felices Fiestas, algo común para todas las culturas y religiones, igual que la risa , el consumo, la fiesta. Lo demás es prudencia. Tanta prudencia que a veces aplasta. Yo, en cambio, adoro las equivocaciones, las excepciones, las confusiones. Sólo detesto los malos entendidos, que no tienen nada que ver con lo anterior.

No encuentro la ofensa en la equivocación de según a quién dirijas tus deseos. ¿Acaso no es lo mismo en realidad? Son deseos genéricos para que, cada cual, siga siendo y estando como quiera estar en la tierra. Entre  bullicio y bolas de colores en realidad nos estamos deseando no guerra. Y paz.  

Feliz 2016.

Publicado el 27/12/2015 a las 11:05

Etiquetas: Navidad, paz, Los Angeles

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Las estrellas cruzan fronteras

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Ningún día, ningún ser, es más importante que otro.

Pero si creo una cosa; la Navidad (*) es para los que siguen la estrella cruzando fronteras.

La Navidad es para los que confían en las promesas de la palabra; un tiempo de espera y de esperanza ante la altura de uno mismo en esta vida.

Cruce de caminos, y no hay fronteras. No tiene que haberlas en el corazón.

Porque la palabra orienta, nada más, y siempre es fiesta cuando hay esperanza, seamos judíos, católicos, protestantes, musulmanes... Hay tantas muestras de fe en la tierra como tapicerías en una silla, o en un sillón. Lo importante es sentarse con dignidad e invitar a los otros a conversar, cada uno en su silla, cada cual en su sillón.

Un año emigra, el otro viene ya.

Y aquí, anclados a tierra, en búsqueda de un equilibrio, sin dejar de andar, pienso más que nunca en la estrella que burla fronteras porque esto, aquí abajo, está lleno de tropiezos, de vallas artificiales como las que necesitan las vacas en el campo para no escaparse del lugar. Yo paseo; me da igual por dónde porque en todas partes estoy bien, y aprendo. Soy nómada, viajera. Me encantaría que se pudiera viajar en estrella alguna vez.

Feliz Navidad (*)

(*) Se puede llamar a este tiempo como tú quieras. Lo bueno de las palabras no son sus letras sino dónde nos llevan.

Publicado el 26/12/2013 a las 19:54

Etiquetas: Navidad, frontreras, religión.

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Un cuento de Navidad.

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Asociación de Belenistas de Madrid. Segovia, 2012

 

"Los tres Reyes han hecho ya su arqueo y se disponen a penetrar en la ciudad. Como van siendo ya pobres, ellos no llenan las cestas que hay en todos los balcones, sino que, según la comodidad o el capricho, dejan sus regalos en unos -que son pocos- y pasan de largo ante otros -que son muchos-. He de deciros que, para que sean más los niños favorecidos, los tres reyes han convenido, no en donar los tres sus regalos a todos los niños elegidos, sino que cada uno haga una donación a cada niño. Y así, de tarde en tarde, Melchor se para delante de una casa y abre su arcón; luego deja en la ventana su dádiva. Lo que este rey de la barba blanca regala se llama Inteligencia. Al cabo de un rato, Baltasar se detiene ante otra casa y mete la mano en su tesoro; después pone su dádiva en la ventana. Lo que este rey del bigote y de la perilla dona tiene por nombre Bondad.  

... ¿Qué es lo que hace entonces el Rey Gaspar? ¿Qué es lo que regala este Rey? ¿Por qué es tan sórdido, tan avaro, tan riguroso en sus regalos? Todo el tesoro de este rey está en una diminuta caja de plata que él lleva en uno de los bolsillos,....Sobre la tapa, con letras diminutas, pone: Ilusiones."  

 "Lo que lleva el rey Gaspar" Cuentos de Navidad. José Martínez Ruiz (AZORÍN)

Publicado el 26/12/2012 a las 11:03

Etiquetas: JOSE MARTÍNEZ RUIZ (AZORíN), LITERATURA, NAVIDAD, CUENTO

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¿Síndrome postvacacional?

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  Creo que esta foto representa muy bien para algunos la vuelta del verano. Depresión postvacacional, ajjjjjjjjj, ¡Estoy cansada de leer (bueno, que no lo leo; más bien el verlo ya me da pereza) cosas sobre lo mismo todos los días! Ale, a los alicaídos, a los deprimidos después de las vacaciones, aquí les dejo una imagen. Son mis pies, con esas cangrejeras de plástico de  Melissa, envueltas en piel de melocotón.

Las escaleras hacia abajo....

Pero con algo que está a medio camino entre el espumillón de la Navidad y el recuerdo del verde de los jardines de verano en los peldaños. ¡Cómo me gustan esas mezclas locas!

Sí, la vuelta del verano. Disfruté leyendo el blog de mi amiga Isabel de Liquidámbar, una de nuestras mejores paisajistas, que además, como a tantos blogueros, le gusta reflexionar...

La vida empieza hoy. Siempre hoy. Cada día.

Siguiendo con el paisajismo y los frutos de la huerta... ¿Por qué la gente tiene cara de acelga siempre que vuelve de vacaciones?

Otros no regresaron, se quedaron en un avión. Dolor.

¿Por qué en el regreso al trabajo una persona arruga la cara como si fuera una patata abandonada a su ser de tubérculo? Están los que no tienen trabajo del que protestar, ni se fueron, ni regresan por tanto, pero aún presentan mejor ánimo... ¡Un trabajo para ellos!

 La vida es lo que ocurre cuando regresamos. Es más, la vida es lo que ocurre cuando volvemos, y seguimos aquí.

Saber volver. 

Inquietud quieta.

Este es el privilegio sólo reservado a los que saben vivir, también, cuando no están de vacaciones.

 

Publicado el 05/9/2008 a las 17:30

Etiquetas: Actualidad. Vida Cotidiana.

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