Me regalaron una bicicleta, una Flyer, eléctrica y yo, que no soy de las que pienso que la publicidad no es un engaño, me dije: "¡Voy a volarrrrr!". Efectivamente, así es. He hecho bien en creerlo.
Me gusta montar en bicicleta. Es una manera de sentir que llevo el cesto de flores por delante. La vida que quiero, por delante. Estoy convencida de ello. No tengo cesto, y sin embargo lo veo. Lo veo grande, bonito, abrazado al manillar, y meto dentro de él todas las verduras y las aventuras que son como el manojo de puerros, que tampoco llevo, pero están... Ni un ramillete de girasoles, ni un libro, nada. No llevo nada, sin embargo, todo está en mi... Mi bicicleta y yo; su energía y la mía a la conquista del aire que te da en la cara.
¿Cuándo un carril bici en Madrid?
En los cestos de las bicicletas los papeles son más felices porque no están aprisionados en el olor de un coche. Se hace posible lo imposible. Me siento peatón, más que eso, caminante -que es como un grado superior al peatón- y así, caminante, viajera; vuelo... Vuelo con la electricidad de mi bici y la energía de mis pies. ¡Qué más da de dónde venga la fuerza si, al final, es el aire en la cara lo que te hace sentir bien!
Al ver este video me acuerdo de mi bici y de las cosas que no cosifican, sino que te engrandecen. Dejemos a los aparatos que recuperen su maravillosa funcionalidad, pero que no nos roben la vida. Volvamos a ser personas que hablan, caminan, patinan, montan en bicicleta... Sin necesitar nada más... Esto mi abuela lo decía bien claro, con un buen refrán: ¡¡Soplar y sorber, no puede ser...!!
Si sumáramos los cargadores de las baterías de los Ephone, Ipad, blackberry, MP3, Mp4...que se usan de más ...¿qué bicicleta? ¡Tendríamos cohetes eléctricos ... Y, a eso, me apunto también...
Publicado el 26/10/2010 a las 11:46
Etiquetas: Pensamiento, actualidad.
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