—Es un buen tipo —admitió Slim—. No se
necesitan sesos para ser bueno. A veces me parece
que es más bien al contrario. Casi nunca un
tipo muy listo es un hombre bueno.
(De ratones y hombres, John Steinbeck)
Allowance. Es una palabra que me gusta.Es bonita ella misma, y representa a su vez un buen significado, tolerancia. Hoy, aquí en Los Ángeles, todo el mundo se da la gracias, tal vez hasta algunos de los 44.000 vagabundos que cifran cada día en Los Ángeles Times, están por las calles, como los de la Quinta con la Calle San Pedro; también ellos se dan las gracias si se pasa uno a otro una sucia petaca de plástico con vino.
Aquí están englobadas todas las culturas del mundo, todos los estatus sociales, todos los sueños truncados y los sueños por realizar, las risas y las penas; la demencia, la incapacidad y la gloria. Aquí, en Los Ángeles, está el mundo en una misma bandeja sin fronteras, junto al pavo.
Y sin embargo lo miro, y veo en ese ave quieto y sin cabeza, el símbolo hoy de la rendición. Lo demás es fritura, compota, distracción.
En el pasado este día significó la fiesta y la celebración por una buena cosecha, el agradecimiento por los resultados tras un duro trabajo. Hoy tendríamos también la oportunidad de celebrar un motivo real en el que estuviéramos representados la humanidad, la humanidad entera que se da las gracias por el resultado de un duro trabajo de entendimiento.
Cada persona, en su pequeñez y su gloria, tiene mucho que elogiar, cada día. Pero hoy, todas las pequeñas humanidades deberían sumarse en una sola y mirar hacia dentro y preguntarnos más allá de nuestra propia individualidad qué motivo tenemos para darnos las gracias los unos a los otros. Deberíamos intercambiarnos, confundirnos… Ser colonos, ser recién llegados, ser israelíes que quieren venir, o franceses, o americanos, o palestinos, o madres de Níger buscando agua en el río... O estudiantes acribillados en Kenia. Todos ellos, y sus religiones, están representados en las calles de Los Ángeles. Y más allá de sus desdichas, todas las familias del mundo se parecen cuando están, como hoy, al calor del hogar propio; en el confort de su propio consuelo.
Ninguna raza o religión tiene en Los Ángeles mayoría aplastante sobre otra, y todas tienen su lugar. Esta ciudad, por ello, es una gran oportunidad, de ahí su energía, indescriptible. Y todas estas culturas confluyen hoy, sin dudarlo, en una sola cosa: Nada hay mejor que hacer que darse las gracias y celebrarlo con la familia, con los amigos. Si esto es así, si puede existir la unanimidad en algo, esto es ya un buen punto de partida. Si aceptamos esta quimera y pudiéramos ver en un plano cenital cada una de esas 140 culturas y religiones, todas ellas representan la esperanza en sus casas, en el calor de su hogar, junto a su pavo (si lo han podido pagar) Pero también deben representar la esperanza fuera de sus casas.
Es posible coincidir. El aeropuerto de Los Ángeles, rebosa estos días en su capacidad, al máximo. Y, sin embargo, esta ciudad, en esta tarde del cuarto jueves de noviembre, representa, igual que todas lo que es el ser humano, alguien que, la mitad de su vida anhela, muchas veces llora, y a veces, ríe.
Tal vez debería existir un Thanksgiving en el que poder agradecer a los que no son familia, ni siquiera amigos, la oportunidad… de hacernos pensar en nuestro absurdo, siendo conscientes de que lo demás es amable distracción: compota, guirnaldas de color naranja y las más drásticas rebajas del año.
El pavo, humillado en su bandeja, cabeza abajo, debería ser un animal venerado, porque nos lleva al pensamiento y nos demuestra, por ejemplo, que la alegría no siempre es alegre, si no representa nada más allá de nuestra vanidosa individualidad. De igual manera, la pena de un pavo hacia abajo es tampoco algo siempre triste porque puede convertirse, como un conejo que surge de una chistera, en un misil compacto que lance suave confeti y oportunidad, entendimiento. Motivos para el disfrute y el agradecimiento colectivo. Allowance.