Agua, agua... estás fría. Me encanta el agua con carácter y dejarme arrastrar por lo que está más allá de mis pies y que aquí no se ve. Las olas. He venido al mar con sólo cuatro esguinces en un tobillo; los cuatro del otro, ya han desaparecido, parece ser. Me preguntaban en una entrevista de El Periódico de Cataluña, en alusión a mi segunda novela, si destrozaba los tacones al andar...Vaya, ¡destrozo todo y parece ser que desde mucho antes de usar tacones! Cuando dejé Madrid y las mágicas y dolorosas manos de quien ha descubierto al ver mis tobillos lo que yo siempre supe, y es que fui una niña un poco bruta, pues... Eso. Resulta que él vio rápido lo que yo no sabía, y es que arrastraba desde mi infancia un total de ocho esguinces mal curados. Y claro, las olas y la tabla son compatibles con todo ese desaguisado, pero quiero no perderme una media maratón que, cada verano, coincide con mi cumpleaños y me hace recordar que yo, como si nada, me subo al trote los montes y bajo laderas, y aún puedo luego soplar velas con los pulmones a todo gas.
Por ahora me pinto las uñas. Descanso. Agua.
Agua del océano, y miro al frente e imagino la Coste Este de Estados Unidos. Agua. Y más abajo vuelo con los ojos a Buenos Aires y lanzo un pensamiento al corazón de artista de mi amiga Verónica, Verili, que ha cumplido años a un puñado de kilómetros sólo de mi corazón. Se acaba de ir a vivir a Buenos Aires. El color Verili es el de dos uñas de mis pies... Si fueran flechas las lanzaría bajo las aguas como pequeños abrazos galácticos... Felicidades, amiga, también para ti. ¡Qué suerte para una artista cambiar de paisaje, y enriquecerse, ni más ni menos que en Buenos Aires...!
Los esmaltes de uñas para las mujeres implican poder estar en cualquier rincón con una cestita llena de pequeños aparejos, y muchos algodones. Por eso una vez, hace mucho, asistiendo a un taller de creación literaria le expliqué a quien años más tarde se convertiría en amigo, el gran Jorge Edwards , mi teoría casera sobre lo mucho que encierra un esmalte de color de uñas... Algún día te la contaré. Es como estar entre algodón con nosotras mismas... Y ¡venga a comprar colores de esmaltes en espera de que llegue el día... ! Esta vez he llegado a tiempo de que no se sequen... ¡Y los he estrenado casi todos! Son las cosas del descanso. Descanso y Agua.
Publicado el 19/8/2008 a las 12:45
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