Hay unos grandes almacenes que te dicen que en sólo 8 días, ocho, hay ofertas increíbles.
Sólo ocho días, 8.
En la radio, incluso, meten prisa para que, quien escuche, no se despiste.
Sólo ocho días.
Insisten. Ocho días dorados.
A continuación, como si nada, saltan otras cifras que dan más detalles sobre la oferta, y aparecen, de puntillas, otros números: del 31 de octubre al 22 de noviembre, detallan. Lo dicen, como si nada, en la radio. Se escribe, como si nada, en la prensa. Y todos tan felices, parece ser. Todos tan despistados, parece ser.
¿Quién se va a preguntar dónde están los ocho días? ¿A quién le importa?
Bueno.
Sólo quiero recordar que las palabras tienen un peso.
Un peso que, más que dorado, es oro puro.
Tal vez, por estas pequeñeces escribo.
Para que las palabras no sean forzadas a las mentiras.
Para recordar que del 31 de octubre al 22 de noviembre, por ejemplo, hay una distancia de 22 días, y no ocho.
O, tal vez, todos hemos olvidado contar.
O nada importa.
Y eso es peor.